- Reducción del coste de la alimentación.
- Se eliminan las fuentes potenciales de enfermedad.
- Aumenta el espacio vital para las gallinas productivas.
- Aumenta el espacio de alimentación y de bebida para las gallinas productivas.
- Mejora el promedio de puestas.
Criterios para realizar un sacrificio selectivo fijarse en el comportamiento general de cada gallina, una buena ponedora es activa y vigilante, mientras que una gallina que pone poco tiende a ser perezosa y apática.
Detalles a comparar:
- Las plumas de una buena ponedora están gastadas, sucias y rotas, mientras que las de una mala ponedora se ven pulcras y brillantes.
- La piel de una buena ponedora es elástica y está descolorida. La piel de las malas ponedoras es dura y apretada.
- La cresta y las barbillas de las buenas ponedoras son grandes, brillantes y cerosas, mientras que las candidatas para el sacrificio selectivo tienen la cresta y las barbillas pequeñas.
- Las patas de una buena ponedora están bien separadas y colocadas hacia atrás, y sus tarsos son delgados y aplanados. Las malas tienen las patas juntas y colocadas hacia adelante - con menos capacidad para los órganos productores de huevos - y sus tarsos son gruesos y redondeados.
- Las buenas ponedoras tienen el orificio cloacal grande, húmedo y ovalado, y las malas ponedoras lo tienen apretado, seco y redondeado.
- El abdomen de una ponedora debe sentirse suave, redondeado y flexible bajo la mano, nunca pequeño y duro, solamente cuando estará duro cuando tenga un huevo.
- Los huesos pélvicos, el par de huesos puntiagudos situados entre la quilla y el orificio cloacal, deberán tener suficiente espacio entre si para que quepan tres o más de nuestros dedos en la mayoría de las razas, y al menos de dos para las razas pequeñas. En el espacio entre los huesos pélvicos y la quilla deberán caber al menos cuatro dedos, y cuanto mayor sea esta distancia de separación, mejor estará la ponedora. Las malas tienen estos dos espacios apretados y no flexibles.